La jueza Marta Pascual y el Honoris Causa de la UNaB
EntrevistasEn C5N, repasamos la trayectoria de la jueza Marta Pascual, presidenta del Tribunal Penal Juvenil Único y titular del Juzgado Penal Juvenil N.º 2 de Lomas de Zamora. Fundadora y referente del programa Involucrados, en 2025 recibió por unanimidad del Consejo Superior de la Universidad Nacional Guillermo Brown (UNaB) el título de Doctora Honoris Causa, la máxima distinción académica, en reconocimiento a su labor en la justicia restaurativa, la defensa de los derechos humanos y la protección de niños, niñas y adolescentes.
Hoy, desde el gobierno nacional escuchamos discursos que dicen que a los chicos hay que “meterles balas”. ¿Cuál es la mirada de ustedes frente a eso?
Nosotros pensamos que lo que hay que garantizarles es educación, socialización y atender esas vulnerabilidades. No es que seamos abolicionistas ni que no se les aplique una pena: los chicos tienen que cumplir ese proceso, pero lo hacemos de una forma distinta. Porque más tarde o más temprano, cuando hablamos con las víctimas —y muchos, enojados, lo puedo entender— nos dicen: “que se pudran en la cárcel”. Pero un joven no se puede pudrir en la cárcel. Lo que sí podemos hacer es trabajar para que, cuando termine su pena, vuelva a la comunidad como un ciudadano. Y lo estamos viendo.
¿Cómo se da ese cambio en la práctica?
Es increíble: esos chicos que antes el vecino veía en la esquina y cerraba la puerta o la ventana porque los reconocía como “los pibes chorros”, hoy son reconocidos como parte de un programa de la municipalidad. El municipio nos dio una casa para reunirnos, allí los chicos participan, y ahora la gente del barrio los identifica como ciudadanos. Incluso se acercan a preguntarles cómo sacar un certificado de discapacidad, cómo hacer un trámite en el registro, o hasta cuestiones cotidianas como podar un árbol. Pasaron de ser los pibes de la esquina a ciudadanos de Brown con un rol en su comunidad. Y con cada uno trabajando: algunos no tenían ni el primario, y otros hoy ya están en la universidad.
¿Qué importancia le dan al trabajo preventivo?
Es fundamental, y pocas veces se hace. Pensamos siempre en sancionar, pero no tanto en prevenir para que los chicos, una vez que cumplen con su proceso, no vuelvan a quedar atrapados en el sistema. Por eso este trabajo es tan valioso.
¿Cuánto tiempo llevan implementando esta experiencia?
Estamos trabajando de manera articulada. Arrancamos la prueba piloto hace dos años, en 2024. Hoy ya llevamos ese recorrido y se capacitaron 60 personas de la comunidad, que recibieron su certificación como guías del programa Involucrados. Están disponibles para acompañar el día a día de los chicos. Ese es el objetivo: construir una sociedad más integrada, menos violenta, donde —como decía Alberto hace un rato— nadie se salva solo.










