Robots humanoides: la revolución que llega a los hogares e industrias
EntrevistasHablamos en C5N con Nicolás Battaglia, director de la carrera de Ingeniería en Sistemas Informáticos y Secretario Académico de la Especialización en Ingeniería de Software en la Universidad Abierta Interamericana.
Estamos viendo algunas imágenes mientras vos hablabas, veíamos como algunos robots adentro de las casas haciendo tal vez alguna tarea de limpieza o alguna tarea de cocina. Esto es lo que nos parece, obviamente, entiendo yo, más novedoso. Digo, estamos acostumbrados tal vez a las máquinas, a los electrodomésticos, siempre algún sistema nos ayuda en la cotidianidad, pero esto que vemos en la imagen —un robot humanoide y capaz de reemplazar tareas cotidianas nuestras, de los humanos— eso es más novedoso, ¿no?
Totalmente. Creo que esto que vos comentabas recién, de las máquinas que nos ayudan en casa —que son robots, indudablemente, aunque todavía sin esa autonomía que les podríamos dar nosotros— tiene que ver con el hecho de que aún dependen de que les indiquemos qué queremos que hagan o cómo queremos que lo hagan. La diferencia está en que puedan tomar sus propias decisiones, y eso es lo que le da el sentido humano a un robot.
Creemos, desde la academia y también desde la industria, que la capacidad de darle inteligencia a las máquinas a través de la inteligencia artificial —que complementa y les da todo ese sentido— es lo que termina siendo extremadamente novedoso. Es hacia dónde vamos, hacia esos robots humanoides que puedan reemplazarnos en nuestras labores, pero que, a la vez, generen nuevos empleos. El empleo del futuro implica no solo aprender a construir robots, sino también a administrarlos, gestionarlos y, sobre todo, enseñarles qué es lo que tienen que hacer.
Está bien eso que decís, porque la amenaza parece ser esa, ¿no? Que vienen a reemplazarnos por completo. ¿Qué pasa con nuestros puestos de trabajo?
Indudablemente, y es algo que ya vimos en otras revoluciones industriales. Cuando apareció el motor a explosión, muchas personas que trabajaban administrando o reparando carretas empezaron a aprender a manejar o arreglar motores. Esa transformación —que también es generacional— se repite con la robótica. Aparecen los robots, generan soluciones automáticas a problemas, pero también crean la necesidad de nuevas tareas y nuevos puestos de trabajo para entender cómo funciona todo eso.
¿Y en qué nivel estamos en la Argentina respecto a este avance del que hablamos?
En la Argentina tenemos un nivel científico muy alto en términos de robótica. Hay muchos centros de investigación, tanto en la Universidad Abierta Interamericana como en distintas universidades del país. Existen numerosos proyectos vinculados a la robótica desde diferentes enfoques: algunos más tecnológicos, otros más centrados en la inteligencia artificial, y también desde el ámbito industrial, buscando cómo la robótica puede optimizar procesos y mejorar la productividad.
Todo esto, claro, implica riesgos —riesgos altos— que tienen que ver con el uso responsable de los robots y de la inteligencia artificial. Pero en Argentina estamos muy bien posicionados: contamos con científicos de primera línea que incluso trabajan con instituciones de otros países mediante convenios y articulaciones que nos potencian aún más.










