
El orgullo de ser miembro del directorio CONAE
OpinionEl director del Centro Tecnológico Aeroespacial de la Universidad de La Plata escribe en exclusiva para Desde el Conocimiento el desafío de asumir como miembro del directorio de la CONAE. El rol de las universidades y los sueños de chico.

Mi interés por el espacio nace en los 60 cuando veía en mi pueblo Arroyo Dulce por televisión el desarrollo del proyecto Apolo. Nunca olvidaré la imagen del Apolo XI alunizando. Obviamente Star Trek fue una influencia importante también. En ese entonces soñaba con ser astronauta, pero con 12 años decidí que quería ser ingeniero para construir lanzadores para ir al espacio. No había en el pueblo mucha información de estas cosas. Cada tanto llegaba una revista Aeroespacio y bueno, de ahí algunas ideas sacaba. Cuando empecé a buscar la carrera de Ingeniería Aeroespacial, me di cuenta de que no existía en Argentina, pero, por suerte, estando en lo de mi abuelo en Bernal, sentí decir que en La Plata se dictaba la carrera de Aeronáutica, y que hacían coas relacionadas con cohetes. Así comenzó mi interés por el espacio.
La relación de la UNLP con la CONAE arranca de los inicios de esta. Dos circunstancias marcaron esos inicios y las dos tuvieron como protagonista al Departamento de Aeronáutica de la Facultad de Ingeniería: una fue la participación de un Profesor del Departamento de Aeronáutica, el Cdro. Humberto Ricciardi como miembro del directorio de CONAE (con quien tuve la suerte de cursar la materia Introducción a las Ciencias Espaciales); y otra, la participación del Departamento en el desarrollo del satélite SAC-B. Esta última permitió que, junto a Pablo Lorenzo Ringegni, fundáramos el GEMA, y a lo largo de 30 años hemos participado en los satélites SAC-A, SAC-D y los SAOCOM 1A y 1B, además del proyecto TRONADOR II, siendo el CTA-GEMA uno de los principales actores en el desarrollo de la infraestructura para llevar adelante los vehículos Vex 1 A y B y el Vex 5, aunque sin participar en el lanzamiento de este último.
Después de 30 años, nuevamente un integrante de nuestro Departamento va a integrar el Directorio de la CONAE. Por todo lo dicho, para mí es un orgullo y una responsabilidad muy grande el poder participar en él, ya que quienes participamos y tenemos interés en el espacio, la vemos como la NASA argentina. Por eso creo que puedo seguir aportando a los desarrollos espaciales de la CONAE, pero esta vez desde adentro, como siempre lo he hecho, sintiéndome parte de estos proyectos y, sobre todo, representando a la Universidad Pública en la apuesta por el desarrollo científico tecnológico nacional.
Espero poder ampliar la participación a otras instituciones y otros actores, aprovechando este canal. En este sentido creo que debe haber una difusión más importante de la ciencia y tecnología del campo aeroespacial en las universidades, y los ámbitos universitarios son ideales para la difusión de estas temáticas.
Pero, sobre todo, espero aportar mi experiencia de las cosas desarrolladas, además del conocimiento de los actores que han logrado esos desarrollos concretos y a los que no se les han dado las posibilidades de continuidad para que esas tecnologías pasen de la etapa de desarrollo a ser remplazo concreto de los insumos para satélites y lanzadores que normalmente la CONAE importa desde el exterior.
Los recursos puestos en los desarrollo de CONAE no solo deben tener como resultado final el éxito de la misión científica, sino también deben servir para especializar componentes e instrumentos para las misiones propias o exportar a otros países esta tecnología de punta, desarrollada en nuestro país, por nuestros científicos y tecnólogos, en nuestras instituciones como las universidades, el CONICET y el sistema productivo aeroespacial.