Incorporan residuos agroindustriales en la alimentación de conejos
NoticiasInvestigadores de la Universidad Nacional de Chilecito evaluaron el efecto de la alimentación de conejos de engorde con dietas en las que se incluyeron residuos agroindustriales. Los resultados son concluyentes y ahora estudian la calidad de la carne de conejo para consumo humano.
Crédito Argentina Investiga y UNDEC
El alto costo de los alimentos balanceados comerciales alienta la búsqueda de estrategias basadas en el uso de materias primas no convencionales que permitan obtener una mayor rentabilidad en la cunicultura. Una alternativa son los residuos provenientes de la industria olivícola y vitivinícola.
El Valle Antinaco – Los Colorados (La Rioja) se destaca por la creciente actividad agroindustrial, que genera anualmente un importante volumen de residuos agroindustriales, entre los que se destaca el orujo de uva. En su mayoría, los residuos como orujos y alperujos no se utilizan o disponen en forma adecuada, situación que contribuye al proceso de contaminación ambiental. Por este motivo fueron reutilizados e incorporados en la alimentación de conejos de engorde como alternativa no sólo para abaratar costos en alimentos balanceados, sino también en pos del cuidado del medioambiente.
Una alternativa para la cunicultura
En cunicultura existen tres tipos de producción de conejos que pueden distinguirse según sus características: producción de carne (para producir carne se usan conejos cuyos pesos oscilan entre 4 y 5 kilogramos, y que poseen un buen desarrollo muscular), de piel (estos animales tienen el cuerpo alargado, la cabeza fuerte y redondeada. El pelo es sedoso, brillante y con pelos de mediana longitud), de pelo (tienen cuerpo algo delgado y cubierto de pelo largo) y mascotas (animales pequeños, de colores, que se adaptan a la vida de hogar y a la convivencia con niños).
La producción de conejo a pequeña y mediana escala presenta ciertas ventajas sobre otras especies debido, principalmente, a su velocidad de reproducción. Además, al ser el conejo un animal monogástrico, puede adaptarse a dietas ricas en carbohidratos estructurales, y también se ha demostrado que la concentración y la composición de los ácidos grasos en la carne puede alterarse mediante manipulaciones con el aporte de aceites vegetales en la dieta.
Desde el punto de vista nutricional, la carne de conejo tiene diversas ventajas respecto de la carne de otras especies: tiene un mejor perfil de ácidos grasos en conjunto con la cantidad de proteína, vitaminas y minerales; bajo contenido de colesterol y sodio, lo cual es altamente saludable porque previene las enfermedades cardiovasculares.
En este sentido, Mariana Varas, doctora en Ciencias Químicas con formación post-doctoral en Nutrición de Rumiantes (Conicet-UNDEC) y Néstor Müller, docente del preuniversitario Colegio Nacional Agrotécnico (CoNAg) llevan adelante un proyecto de investigación que apunta a reutilizar los residuos agroindustriales de la región e incorporarlos a la alimentación de los conejos de engorde que se encuentran en la granja escolar.
Durante 85-90 días los animales fueron suplementados con orujo de uva, orujo de uva fermentado con cepas del hongo variedad pleurotus o alperujo, mientras se evaluó el impacto sobre la ganancia diaria de peso, peso vico final y peso de faena.
Los conejos que consumieron las dietas que contenían orujo de uva, orujo de uva fermentado con cepas del hongo variedad pleurotus o alperujo mostraron resultados similares en ganancia de peso y peso de faena con respecto a los conejos alimentados con balanceado comercial.
Los resultados fueron concluyentes: “Los conejos que consumieron las dietas que contenían orujo de uva, orujo de uva fermentado con cepas del hongo variedad pleurotus o alperujo mostraron resultados similares en ganancia de peso y peso de faena con respecto a los conejos alimentados con balanceado comercial. El nivel de inclusión en la dieta varía según el residuo que se utilice; por ejemplo, se puede incluir hasta un 50% de orujo de uva en la dieta, sin alterar los parámetros productivos.
En tanto que los animales que fueron alimentados con alperujo (subproducto que se obtiene durante la molturación y el centrifugado de la aceituna en el proceso de obtención del aceite de oliva) no muestran diferencias significativas cuando se incluye en la dieta hasta un 10% de alperujo deshidratado”, explicó Varas a Argentina Investiga y agregó: “Podríamos adelantarnos en decir que los residuos agroindustriales estarían dando buenos resultados en la alimentación del conejo, ya que no se modifican los parámetros productivos”.
Lo que resta es determinar es el impacto en la calidad de la carne “queremos ver si los ácidos grasos que se encuentran en los residuos agroindustriales pasan a la carne del conejo y, a partir de ahí, evaluar la calidad nutricional de esa carne”.
Varas aseguró que “los alimentos que tienen ácidos grasos son, desde el punto de vista médico, más saludables; es decir, que previenen enfermedades cardiovasculares y demás ya que se trata de una carne enriquecida en ácidos grasos saludables”.
Si bien el proyecto se encuentra en ejecución, con resultados concluyentes, apunta –además– a fomentar el consumo de carne de conejo. “Lo que estamos generando son herramientas y conocimientos para que los productores disminuyan los costos de alimentación y para que su carne tenga un valor agregado y un costo diferencial, porque va a tener una calidad nutricional distinta a la que está en el mercado en la actualidad” puntualizó Varas.
Estudiantes secundarios investigan
El monitoreo se llevó a cabo en la granja del CoNAg y estuvo a cargo de los estudiantes de segundo año, coordinados por el profesor Néstor Müller. “La actividad la hicimos con los alumnos de 13 y 14 años, que se animaron a hacer ciencia”, expresó el docente de Ciencias Agrarias y protección animal del Colegio Preuniversitario. Y agregó: “Estos animales fueron alimentados con esos residuos por un período de ochenta a noventa días, mientras eran monitoreados a través de diferentes análisis”.
En este sentido, “los chicos se encargaron de completar las planillas, de pesar diariamente el alimento, de pesar diariamente lo que sobraba de alimento para poder restar a lo que los animales habían comido; es decir, los estudiantes realizaron una práctica como si fueran técnicos agrónomos, que es el título que emite el Colegio Nacional Agrotécnico, como si ya fueran técnicos pero en segundo año. Eso le aportó un gran valor”, puntualiza el profesor del CoNAg.