¿Por qué sentimos miedo? La UBA investiga el estrés y el cerebro
EntrevistasNicolás Calleja, estudiante de Doctorado en Psicología, y Rubén Néstor Muzio, investigador del Conicet y docente de la UBA, explican en C5N cómo funciona el miedo desde una perspectiva neurocientífica. El objetivo es comprender su impacto en el estrés y avanzar en posibles tratamientos.
¿De qué se trata lo que están investigando y cómo describirías el proyecto?
Bueno, primero, buenas tardes, buenas noches, gracias por la invitación. El equipo es un equipo multidisciplinario donde hay biólogos, psicólogos, físicos, ingenieros, dedicados a estudiar en este caso la respuesta de miedo, que es una respuesta normal, natural, evolutivamente todos desarrollamos esa respuesta como mecanismo para preservar la integridad física. Todas las especies tienen alguna clase de respuesta de miedo. Evolutivamente, esta respuesta ha surgido muy tempranamente, con lo cual hay una amplia diversidad de especies que desarrollan esta conducta. En el laboratorio nos dedicamos a estudiar modelos animales que puedan servirnos para entender los mecanismos que subyacen a esta conducta. Estudiamos distintos modelos, en particular el modelo de los anfibios, que en principio parecen muy alejados de lo que es la conducta o los mecanismos cerebrales en humanos, pero nos valemos del uso de modelos animales, justamente porque hay similitudes, relacionadas con las bases neurales. Hay muchas áreas del cerebro que tienen equivalencias funcionales, en términos evolutivos se habla de homología. Podemos utilizar esos modelos, que en realidad tienen una organización del sistema nervioso mucho más simple que un ser humano, lo cual nos permite estudiar los mecanismos básicos asociados a esas conductas.
¿Qué podrías adelantar en relación a por qué se generaría el miedo? ¿Sería respuesta a qué?
Básicamente, el miedo es una respuesta de alarma en la cual el ser o el sujeto al percibir el miedo empieza a desencadenar una respuesta fisiológica. Las adaptaciones fisiológicas sirven para dos cosas: o peleo o huyo. En base a esa respuesta, todas estas adaptaciones fisiológicas, nosotros lo que hacemos es mirar la frecuencia cardíaca en los anfibios. Utilizamos esta respuesta autonómica, ya que la frecuencia cardíaca es algo que sucede automático, no es algo que regule propiamente el animal. Lo que hacemos es medir la frecuencia cardíaca crónicamente e ir presentando distintos estímulos. En base a esta presentación podemos decir: se adquirió un miedo porque empieza a aumentar la frecuencia cardíaca, se extinguió el miedo a cierto estímulo porque empieza a decaer. Los protocolos que estamos llevando a cabo ahora son básicamente ver cuánto tiempo se retiene ese aprendizaje, ese miedo en el tiempo, y ver qué pasa cuando se empieza a reinstalar, que es un poco el problema que hay en las terapias actuales. Normalmente, una terapia de exposición prolongada lo que sucede es que hay muchas recaídas porque hay estímulos parecidos al originario que desencadenan nuevamente la respuesta y hacen que los meses de terapia de exposición caigan, se pierdan y se inicie de nuevamente.










