El problema de la energía
Noticias“Pensamos la energía como una problemática en el marco de la crisis sociológica del presente”, enfatiza la socióloga Gabriela Wyczykier, investigadora y docente del Instituto de Ciencias de la UNGS.
“Cuando te preguntas por la energía no es sólo cómo se produce, con qué fuentes se produce, sino cómo se consume, cuánto se consume y qué tipo de efectos e impactos socioambientales y ecoterritoriales tiene lo que se produce”, explica la investigadora.
Wyczykier dirige el proyecto “Problemática energética y disputas sociales: actores, escenarios y conflictos en la Argentina actual” centrado en analizar las dimensiones políticas, económicas, sociales y culturales de la producción, distribución y apropiación de la energía en la Argentina.
“El proyecto analiza la problemática energética en Argentina, constituida por un entramado de relaciones de poder, en donde los distintos actores se encuentran en tensión y enfrentamiento tanto por las condiciones de acceso y distribución, como por los conflictos sociales y ambientales que involucra la producción de energía”, comenta Wyczykier. El equipo está integrado por Lorena Bottaro, Marian Sola Álvarez, Luciana Manildo y Carla Poth, investigadoras y docentes del área de Sociología del Instituto de Ciencias de la UNGS, y por las becarias Lourdes Alvez Taylor y Florencia Duarte.
El equipo se centró en analizar la producción de energías extremas a través de la explotación de hidrocarburos no convencionales con la técnica del fracking en Vaca Muerta, la producción de los agrocombustibles, como el biodiesel y bioetanol, que ha impulsado la expansión de la frontera del agronegocio, y la generación de nucleoelectricidad (energía nuclear).
Más recientemente, comenta la investigadora, comenzaron a estudiar “la ampliación de la frontera fósil hacia el Mar Argentino”. Se trata específicamente de las disputas en torno a la exploración offshore en aguas profundas y ultraprofundas en la ciudad de Mar del Plata y a la construcción de infraestructura petrolera en la costa del golfo San Matías, en Río Negro, que comprende la instalación de un oleoducto, una terminal de exportación y dos monoboyas para la carga de crudo en las aguas del golfo.
Atlanticazo en Mar del Plata contra la explotación petrolera marítima – Crédito Resumen Latinoamericano
Hacia el mar
Vaca Muerta es una formación geológica de una superficie de 30.000 km2 que contiene reservas de hidrocarburos (gas y petróleo) no convencionales y que está ubicada fundamentalmente en Neuquén, pero que también se extiende en menor medida a Río Negro, La Pampa y Mendoza. Su riqueza en recursos hidrocarburíferos situó a la Argentina en el segundo lugar mundial como reserva de gas no convencional y en el cuarto en relación con el petróleo de estas características.
La técnica que permitió el acceso a estos recursos no convencionales es el fracking, o fractura hidráulica, que consiste en la fractura de las rocas que contienen hidrocarburos almacenados en sus poros. Está técnica ha despertado dudas y resistencias debido a los impactos adversos que genera sobre el ambiente y la salud de los pobladores y por la emisión de gases de efectos invernadero, entre otros.
Junto a otros colegas, Wyczykier analizó las dimensiones económicas, políticas y territoriales que implica el fracking. “Hoy más del 50 por ciento de la energía del país proviene del gas y del petróleo que se produce en Vaca Muerta”, sostiene la investigadora y agrega que debido al aumento de los números de extracción de gas y petróleo, la producción de Vaca Muerta se proyecta para la exportación a través del océano, con barcos que trasladen ese petróleo, y “con las consecuencias ecosistémicas que eso puede tener”.
El Golfo San Matías es el escenario donde YPF, empresa estatal y privada, planea construir la infraestructura necesaria para exportar el petróleo no convencional extraído de Vaca Muerta. Para poder transportar el petróleo, se planeó la construcción del oleoducto Vaca Muerta Sur cuyo recorrido, de 600 km en total, terminará en Punta Colorada. Además se planificó la construcción de una terminal de exportación y dos monoboyas para la carga de crudo en las aguas.
“En mayo, YPF comenzó la construcción de los primeros 130 kilómetros del oleoducto, que demandó una inversión de US$200 millones. El tramo se extiende entre las localidades de Añelo, en Neuquén, y Allen, en Río Negro, y estaría finalizado en diciembre”, explica Wyczykier.
Recorrido planificado para la construcción del oleoducto Vaca Muerta Sur
“En Vaca Muerta nos preocupamos por la producción, acá nos preocupamos por el transporte del petróleo hacia el mar”, enfatiza Wyczykier y enumera los daños ecosistémicos que podría generar la instalación de un puerto petrolero en una zona que alberga 5 áreas naturales protegidas, donde se alimentan y reproducen diferentes especies de aves y mamíferos marinos, como la ballena franca austral y el pingüino de Magallanes, donde se practica la pesca artesanal y que también es un atractivo polo turístico.
En agosto de 2022, la Legislatura de Río Negro modificó la Ley Provincial 3308 que “establecía la prohibición de realizar actividades de prospección, explotación y extracción petrolífera y gasífera en el golfo San Matías” y “prohibía la instalación de oleoductos para carga y descarga de buques petroleros”. “Esta modificación habilitó la expansión del megaproyecto Vaca Muerta hacia el mar”, explica la investigadora.
“El estudio de esta problemática es importante para recuperar las posiciones y las voces de los actores de las comunidades costeras que enfrentan las políticas de los distintos gobiernos nacionales y provinciales de profundización del extractivismo fósil en sus territorios, en una etapa en la que las crisis climática y ecológica requieren que se piense en alternativas a la producción y el consumo de hidrocarburos”, resume Wyczykier.