
Hidrógeno verde y la inversión en Argentina
Noticias1 de noviembre 2021En el marco de la cumbre mundial COP26 en Glasgow, se conoció hoy que una empresa australiana invertirá más de u$s7.000 millones en la Argentina. Miles de puesto de trabajo y un nuevo concepto en el desarrollo productivo.
El primer día de noviembre tiene una buena noticia para el país con la confirmación de la firma australiana Fortescue, que anunció una inversión de más de 7 mil millones de dólares en la provincia de Río Negro en hidrógeno verde.
El anuncio tuvo lugar en el marco de la cumbre mundial COP26 en la capital escocesa de Glasgow, junto al presidente Alberto Fernández y el Ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas.
Se sabe que este hidrógeno es una de las energías del futuro, y es fundamental para descarbonizar la estructura productiva.
Según lo que fueron confirmando los enviados especiales a esa cumbre, esta firma de Oceanía ha comenzado con los estudios previos en esa región argentina con vistas a tener escala industrial. Esta prospección se basa en analizar cantidad y calidad de vientos, fuente energética principal para la producción, y se inició a partir de un acuerdo firmado junto al Ministerio de Desarrollo Productivo y la Nación y el gobierno de la provincia de Río Negro.
El proyecto se desarrollará en los alrededores de la ciudad de Sierra Grande, la cual cuenta con antecedentes en la producción de mineral de hierro. El plan incluye la creación de unos 5.000 puestos de trabajo y está destinado exclusivamente a la exportación.
Se espera convertir a Río Negro en un polo mundial de hidrógeno verde en 2030, con una capacidad de producción de 2.2 millones de toneladas anuales, lo que cubriría una producción energética equivalente a, por ejemplo, casi un 10% de la energía eléctrica consumida por Alemania en un año.
Tal como lo plantea Julio Mateo en una nota para Misión Productiva, “uno de los sectores de nuestra economía que más potencial tiene es indudablemente el del hidrógeno bajo en carbono, apalancado en una extraordinaria dotación de recursos renovables que permitirían obtener precios muy competitivos para este vector de energía, clave para avanzar en la descarbonización de la economía global.
El autor sostuvo también: “Actualmente, la producción mundial de hidrógeno -unas 70 toneladas anuales- es destinada principalmente a la generación de fertilizantes, combustibles y lubricantes, aunque también tiene diversas aplicaciones que van desde el procesamiento de alimentos hasta la industria metalúrgica y siderúrgica, e incluso la electrónica, aunque su difusión es aún muy restringida. Un mayor peso del hidrógeno como fuente de combustible podría multiplicar notablemente su demanda en las próximas décadas”.
El camino a seguir
Una vez determinado que el recurso eólico y otros son satisfactorios, se dará inicio a las consultas públicas y trámites para la construcción del proyecto, el cual tendrá tres etapas. La etapa piloto, para confirmar las capacidades previstas, con una inversión estimada en 1.200 millones de dólares, que producirá unas 35mil toneladas de hidrógeno verde, energía equivalente para satisfacer a 250 mil hogares, la cual se iniciará en 2022 y finalizará en 2024.
La primera etapa productiva, con una inversión estimada en 6.000 millones de dólares, producirá unas 215 mil toneladas de hidrógeno verde, capacidad energética equivalente para cubrir el consumo eléctrico de 1 millón 600mil hogares, y se extenderá hasta el año 2027.
Una vez iniciada la producción se empieza a exportar unos u$s100 millones al año, los cuales se van incrementando hasta alcanzar u$s4.400 millones anuales en su momento de maduración.
De esta manera, se espera convertir a Río Negro en un polo mundial de hidrógeno verde en 2030, con una capacidad de producción de 2.2 millones de toneladas anuales, lo que cubriría una producción energética equivalente a, por ejemplo, casi un 10% de la energía eléctrica consumida por Alemania en un año.
Al respecto, Forrest se refirió a la relación que espera construir con los ciudadanos argentinos y señaló: «Seguramente no me conocen, soy propietario de una empresa de producción de metales en Australia… Mi empresa es un ejemplo por su comportamiento y sus valores sociales y ambientales: el 30% de nuestro personal es de origen Maorí, que es la cultura originaria en mi país, la presencia femenina en mi empresa es masiva y es un valor muy importante el respeto por las comunidades en las que desarrollamos nuestra actividad».
«Conozco la Argentina, he estado varias veces, es un país que amo, por sus paisajes, su cultura y la calidez de su gente. Estoy convencido de que Australia y Argentina, dos grandes países que convivimos en el hemisferio sur, podemos trabajar juntos para sanear el planeta», agregó.