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La pasión por el fútbol, ¿qué tiene que ver con el amor romántico?
OpinionAnalizamos con Sole Gori investigaciones científicas en torno al cruce entre pasión futbolera y amor romántico. Qué partes del cerebro se activan. Los distintos grados de fanatismo y amores intensos.
¿Qué dice la ciencia sobre la pasión por el fútbol? ¿Se parecen al amor romántico y la pasión por el fútbol?
Esa fue la gran pregunta que trajo Sole Gori al último programa, aprovechando la fiebre mundialista.
“No es que a todos nos apasiona el fútbol, esa es la realidad. Yo soy más de que cuando empieza el mundial, ahí me prendo. No muy apasionada realmente, más una cuestión más de lo nacional, pero sí convivo con mi familia y conviví con personas que eran muy apasionadas al fútbol y siempre está esa pregunta ¿no? Que están dispuestos por el fútbol por su equipo, él quiere más al equipo que a la persona que tienen al lado, que a la familia. Esas son preguntas que nos hacemos”, introdujo.
“La ciencia hizo unas investigaciones, un grupo de la Universidad de Coimbra de Portugal, que trabaja más que nada en todo lo que tiene que ver con lo neuronal. Tiene esto una explicación neurológica esta pasión por el fútbol y ellos descubrieron que parece que sí, se parece bastante al amor real. Querían saber más que nada si se activaban los mismos mecanismos o las mismas zonas del cerebro. Entonces lo que hicieron primero fue reclutar 56 apasionados o fanáticos de fútbol aficionados a dos clubes muy importantes de Portugal. Y lo que hacían era mostrarles videos. Primero los clasificaban en realidad cuán fanáticos eran, con algunas preguntas que les hacían y allí pudieron clasificar los más y menos. Y después lo que hacían era mostrarles videos de su equipo ganando, su equipo perdiendo, goles históricos perdiendo o ganando también contra el rival. Eso es re importante porque veían ahí una diferencia y también equipos neutros que eran de la “B”, por ejemplo, que no se conocían, cosa de que no les generaran emociones fuertes. Ellos buscaban las emociones fuertes extremas y distintas”, comentó.
“Lo que hacían era: mientras que veían esos videos, estaban conectados haciéndoles una resonancia magnética para justamente ver qué pasaba con el cerebro y lo que encontraron es que se activan zonas que tienen que ver con el amor, con el placer, con el sistema de recompensa. Se empieza a liberar la dopamina en nuestro cerebro cuando nos dan un estímulo que nos genera justamente querer seguir viendo, y en ese caso bueno era la amígdala, por ejemplo, que es una zona que tiene que ver mucho con las emociones: veían que más fanático eran y más se activaban esas zonas: o sea que esas personas estaban dispuestos a hacer más cosas, quizás por el equipo que otros tenían una activación mayor”, apuntó.
También es en algún punto selectivo, porque el hipocampo -que es otra zona que tiene que ver con la memoria emotiva- se activaba mucho más cuando se veían videos que eran positivos (buenos), a favor del equipo amado y no se activaba tanto cuando perdía o sea cuando mostraban alguna derrota. Y eso también tiene una explicación evolutiva, dicen los autores, porque justamente el cerebro debería tratar de olvidar más rápidamente lo que no nos gusta. A veces no es así, de hecho, los más fanáticos se veía que justamente guardaban un poquito de rencor, no les gustaba volver a ver cómo habían perdido contra el rival entonces también pudieron ver esas diferencias que estaban muy interesante.
“Todo esto tiene una explicación: ahí sí se diferencia un poco del amor romántico, que es el amor tribal. O sea que el fútbol en sí ya desde los ´80 se tomaba como un tribalismo, como un amor distinto al amor romántico de pareja o al amor de maternal. Se habla del tribalismo desde la antropología, que tiene que ver con esa identificación y esa pertenencia, en este caso a un equipo pero que también a veces ocurre en etnias o también ocurre con afiliaciones políticas por ejemplo, que en algún punto tiene también un trasfondo evolutivo porque es más que nada la supervivencia de la comunidad, finalizó Sole”.