
La universidad como protagonista de la democracia argentina
Opinion8 de noviembre 2023Más educación es más derechos. El presidente del Consejo Interuniversitario Nacional y rector de la Universidad Nacional de San Martín, Carlos Greco, escribió para la última edición de “Actualidad universitaria” un balance del aporte de la educación superior en Argentina para la calidad de la democracia en sus 4 décadas.
Por Carlos Greco

En los últimos 40 años, desde el retorno de la democracia a la Argentina, el sistema universitario vivió un proceso de expansión como nunca antes en su historia. La expansión y la conformación de un “sistema” son conceptos indisolubles de esta etapa de democracia ininterrumpida. Dos datos contundentes le ponen números a esta afirmación: los estudiantes de universidades públicas pasaron de 300.000 en 1983 a más de 2.000.000 en 2023; y se pasó de 25 a 57 casas de estudios públicas en el mismo período. Si con el retorno de la democracia las universidades recuperaron su autonomía basada en el cogobierno y la participación de los claustros, al tiempo que se produjo un gran ciclo expansivo de la matrícula estudiantil, en las décadas siguientes se avanzó en la creación de universidades que cubren todo el territorio nacional y atienden aquellas zonas más densamente pobladas, como el Gran Buenos Aires. La heterogeneidad de un sistema universitario que se expandió notablemente no produjo una disgregación sino un fortalecimiento del sistema. Para que ello ocurra fue fundamental la creación, en los años 90, de una serie de “instituciones”: se puso en marcha la Secretaría de Políticas Universitarias, se sancionó una nueva Ley de Educación Superior y se institucionalizaron las prácticas de la evaluación y de la acreditación.
“En los últimos 40 años el sistema universitario vivió un proceso de expansión como nunca antes en su historia”.
La expansión y consolidación del sistema universitario público permiten afirmar que, en estos 40 años de democracia, las universidades públicas han sido un claro ejemplo de institucionalidad, construcción democrática y destacada formación profesional con conciencia crítica y de compromiso social. No hay hoy en la Argentina un solo sector vinculado con el desarrollo humano y productivo que no incluya investigación básica y aplicada generada en las universidades. En las escuelas, en los hospitales, en las fábricas, en el campo, en el espacio, en cada casa: las y los profesionales, el conocimiento y la tecnología que salen de las universidades están en todos lados y son parte de la vida cotidiana de los 46.000.000 de argentinos y argentinas. Llegados a este punto de expansión y consolidación, el sistema universitario público argentino ha iniciado un proceso de reconfiguración sustantivo. Impulsadas por el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), un espacio en el que los valores democráticos se practican a diario (respeto al que piensa distinto, diálogo permanente y consenso para lograr los acuerdos que mejoren la vida de nuestras comunidades), las universidades públicas ya comenzamos a afrontar una serie de desafíos necesarios para el mundo actual y el que viene. Y lo hacemos poniendo a las y los estudiantes en el centro y de cara a la sociedad. La complejidad de la sociedad actual requiere de una redefinición de las políticas académicas, de investigación y de extensión que tome en consideración las necesidades de estudiantes y del proceso de aprendizaje, sin resignar, en ningún caso, la calidad en la enseñanza, que ha sido, históricamente, un valor del sistema universitario público argentino. La reconfiguración de las modalidades de enseñanza y aprendizaje (educación híbrida, bimodal, virtual, remota); la revisión de la distancia entre la duración teórica y la duración real de las carreras; las titulaciones intermedias, certificaciones, trayectos formativos, reconocimiento de competencias; o la conformación de una carrera de investigación son algunos de los ejes en los que las universidades ya estamos trabajando e implementando.
En estos 40 años de democracia ininterrumpida en Argentina sostenemos que el sistema universitario creció y se robusteció. No sabemos cómo serán los próximos 40 años, pero sí sabemos que mejores serán las posibilidades de vida y de desarrollo para las y los habitantes de nuestro suelo cuanto más y mejor educación superior logremos construir.