
Multiplican especies forestales para generar beneficios ambientales y económicos
NoticiasUn equipo de investigación de la Universidad Nacional del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (UNNOBA), con financiamiento de la Comisión de Investigaciones Científicas (CIC), proyecta el desarrollo de una plataforma de micropropagación de especies forestales que contribuyan a evitar la degradación de los suelos, promuevan el bienestar animal y generen un impacto positivo en el ambiente.
Con el objetivo de dar respuesta a demandas crecientes del sector productivo agropecuario, un equipo de investigación de la Universidad Nacional del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (UNNOBA), con financiamiento de la Comisión de Investigaciones Científicas (CIC), proyecta el desarrollo de una plataforma de micropropagación de especies forestales que contribuyan a evitar la degradación de los suelos, promuevan el bienestar animal y generen un impacto positivo en el ambiente.
En ese sentido, identificaron tres especies de Eucalyptus y una de Acacia Blanca, que tienen las cualidades necesarias para adaptarse a las características climáticas del noroeste bonaerense. La intención es reproducir estas variedades en escala y de forma controlada.
Este proyecto fue subsidiado por la CIC a través de la convocatoria Red de Investigación y Desarrollo en Ejes Estratégicos de la Provincia de Buenos Aires (RIDEE –PBA) y el equipo de investigación que lo llevará a cabo pertenece a la Escuela de Ciencias Agrarias, Naturales y Ambientales de la UNNOBA.
Buena madera y tolerancia a climas hostiles
Micropropagar implica reproducir una línea genética seleccionada en un medio de cultivo que provee los nutrientes necesarios para el crecimiento, bajo condiciones de luz y temperatura controladas, en un plazo corto y a gran escala. Esta técnica permite garantizar la calidad y las cualidades de las especies clonadas, así como la ausencia de patógenos y también asegurar su correcta evolución a través de un proceso posterior que involucra el fortalecimiento y seguimiento de las plantas hasta su desarrollo en tierra.
Lo que se proponen construir son protocolos optimizados para la micropropagación de 3 especies del género Eucalyptus: E. camaldulensis Dehn., que es tolerante a la sequía y a regímenes de precipitación amplios; E. viminalis Labill. y E. benthamii Maiden et Cambage, capaces de soportar bajas temperaturas y cuya micropropagación ha sido poco estudiada. “A su vez, la madera proveniente de estas especies presenta características que la hace aptas para diversos fines”, afirman desde el equipo de investigación.
Lo que se proponen construir son protocolos optimizados para la micropropagación de 3 especies del género Eucalyptus: E. camaldulensis Dehn., que es tolerante a la sequía y a regímenes de precipitación amplios; E. viminalis Labill. y E. benthamii Maiden et Cambage, capaces de soportar bajas temperaturas y cuya micropropagación ha sido poco estudiada. “A su vez, la madera proveniente de estas especies presenta características que la hace aptas para diversos fines”, afirman desde el equipo de investigación.
Además, buscarán reproducir la Acacia Blanca Robinia pseudoacacia L, especie que suele utilizarse para restaurar la vegetación en áreas degradadas y que cuenta con dos ventajas: su rápido crecimiento y su capacidad de fijar nitrógeno. Además, las características de su madera la posicionan como una fuente alternativa de abastecimiento y uso local en los establecimientos agropecuarios.
La producción y el ambiente
Además de la adaptación al clima, la elección de este tipo de plantas está vinculada a la construcción de sistemas económicos que vinculen en un mismo territorio la producción forestal, de miel y la ganadería. “Este tipo de ecosistemas más amplios hace que esos suelos se desgasten menos y constituyen sistemas de producción mucho más sustentables”, detalló la investigadora Virginia Pasquinelli, directora del proyecto.
En ese sentido, apuntó que “estas plantaciones tienen también la misión de mitigar el impacto de las emisiones de dióxido de carbono y metano que se producen en los distintos ecosistemas productivos. Las plantas poseen la capacidad distintiva de poder fijar el CO2 y transformarlo en oxígeno mediante la fotosíntesis. De esta manera balancean los ecosistemas. A su vez, contribuyen a la biodiversidad de los suelos, que es la cantidad y diversidad de microorganismos que éstos contienen, lo hacen más nutritivo y reducen el desgaste”.