¿Qué nos dicen los chicos?
EntrevistasLa psicopedagoga Liliana González habló en Radio 10 sobre su nuevo libro “Tiempo de conversar” y ahondó en cómo es el diálogo intergeneracional en las familias y qué pasa en este mundo de imágenes y pantallas.
¿Cómo nos ven los chicos?
Eso es singular, hace 50 años que atiendo niños y adolescentes, he aprendido que las generalizaciones son imposibles. Hay un clima cultural y nos hemos llevado la sorpresa de entablar conversación con varios jóvenes para este libro y llenos de prejuicios en torno a que la comunicación es bastante compleja con ellos. Nos hemos encontrado con una revalorización del rol de los adultos y un orgullo o especie de admiración por el esfuerzo que hemos hecho los abuelos, por ejemplo, para acercarnos a sus herramientas tecnológicas, para poder acercarnos a sus códigos y nuevas formas de ver la vida.
Esto fue con el grupo de chicos que hemos conversado, no es una estadística, no es una investigación, simplemente tuvimos la suerte de encontrar estos seis adolescentes que están en un video dentro del libro y generaron esperanza porque si hay seis debe haber mucho más.
“Hay que recuperar el poder de mirarnos y una vez que nos miramos aparece la palabra, el libro nace con la muerte de Fernando Báez porque pensamos en la violencia como un fracaso de la palabra, como un no poder resolver ninguna furia con la palabra y tiene que aparecer el puño, puñal o la bala y ni hablar de los testigos silenciosos que miraban sin decir ni hacer nada”.
¿Cuál es el valor de hablar con ellos, dónde se construye esa relación?
Yo la valoro desde el momento en que se perdió, nos está costando un montón la comunicación. Hay que recuperar el poder de mirarnos y una vez que nos miramos aparece la palabra, el libro nace con la muerte de Fernando Báez porque pensamos en la violencia como un fracaso de la palabra, como un no poder resolver ninguna furia con la palabra y tiene que aparecer el puño, puñal o la bala y ni hablar de los testigos silenciosos que miraban sin decir ni hacer nada.
Para hacer el libro llamamos a diferentes especialistas: desde un rabino, una médica adolescente, a una directora de escuela, un psicoanalista, etc. Y nos pareció que faltaban las voces de los jóvenes y este muestreo de 6 chicos llenos de sueños, futuro, esperanza y revalorizando a los adultos la verdad, nos dio una sorpresa. Fue una experiencia sumamente gratificante, sobre todo, porque a mí me ayudó a meterme (con 73 años) en el mundo de la tecnología y sus códigos, y salí muy enriquecida.
Los chicos piden coherencia. Es muy difícil estar en un mundo donde los adultos no quieren envejecer, hablando como ellos, tatuándose como ellos, actuando como ellos. Los adultos tenemos una ardua tarea de devolverle la palabra, no tercerizar la crianza en pantallas, volver al diálogo familiar, hacerlos sentir media hora al día que son lo más valioso que tenemos.
Quiero que cambiemos la mirada sobre los chicos, el mundo está muy hostil, los peligros son tremendos, ellos van a salir a la noche y si no hemos hecho un buen trabajo en la infancia y tienen la autoestima baja irán a donde los lleve el grupo y terminarán haciendo en manada lo que sea.
¿Cuál es la franja fundamental en el crecimiento de los chicos?
Entre los 3 y 4 años son los años fundamentales, hay que renunciar a algunas cosas para constituir chicos fuertes, seguros e imaginativos.










