
Una buena y una mala: los ríos tendrán buen caudal este año, pero la proyección a 2050 es de megasequía
NoticiasAsí lo explicó Ezequiel Toum, parte del grupo de Ianigla que realizó un estudio sobre el impacto del cambio climático en la oferta hídrica de Mendoza. Los modelos mostraron que habrá menos precipitaciones y aumento de la temperatura. Defensa de la educación pública y del sistema científico.
Hay una buena y una mala noticia para Mendoza. Va la buena: en la temporada 2024-2025, el caudal de los seis ríos más importantes será normal, según el pronóstico que presentó el Departamento General de Irrigación (DGI). Va la mala: la proyección a 2050 del impacto del cambio climático sobre la oferta hídrica local determinó que la normalidad será la sequía extrema que enfrentó la provincia durante 13 años, según un informe que realizó un equipo del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla), del CCT Conicet Mendoza.
Ezequiel Toum, que integra el grupo de Glaciología e Hidroclimatología Andina del Ianigla que realizó el informe, sabe que es portador de malas noticias. Aun con esa certeza, prefiere pararse del lado positivo antes que en el otro, en ese cuyo lema sería más o menos “Todos y todas vamos a morir”.
Él lo explicó en términos futbolísticos a Unidiversidad. “Estas proyecciones sobre el cambio climático no son muy simpáticas, siempre son malas noticias, entonces uno sabe que el primer sentimiento del otro es pensar: ‘Este flaco me viene a traer un problema más, y yo tengo mil en mi vida’. Es cierto, no es simpático, pero creo que lo importante, lo que hay que rescatar, es que existe un grupo de gente capacitada que puede hacer estas proyecciones y, al mismo tiempo, gente que está en la gestión interesada en hacerlas. Entonces, está el escenario y, si bien vos podés decir: ‘Lo ignoro, no hago nada’, eso nos va a salir carísimo, porque vamos a estar corriendo detrás de la pelota, no vamos a estar preparados. Entonces, dentro de este escenario negativo de menos precipitaciones y aumento de la temperatura, creo que tenemos la posibilidad de pararnos delante de la pelota, ordenar, planificar, proyectar, hacer seguimiento, y eso hará que esto no nos agarre mal parados”, expresó.
Hay otro aspecto que este ingeniero civil e hidrólogo subrayó con resaltador: en el mundo científico, nadie pone en duda el cambio climático, al que Naciones Unidas define como las modificaciones a largo plazo de las temperaturas y los patrones climáticos que, si bien se pueden dar por variaciones naturales, desde el siglo XIX tienen como principal motor las actividades humanas, en especial la quema de combustibles fósiles, como el carbón, el petróleo y el gas. Lo que sí existe —aclaró el becario posdoctoral— son diferentes miradas: desde las más radicalizadas, que presagian el apocalipsis, hasta las que alientan a ocuparse y poner en marcha políticas de mitigación. Repite que conviven todas esas posturas, pero que nadie niega el fenómeno; una aclaración pertinente en nuestro país, teniendo en cuenta que el presidente Javier Milei dijo una y otra vez que no existe y que es “un curro de los ambientalistas”.
Toum comentó que, para quienes trabajan en este tipo de proyecciones, es central el Panel de Cambio Climático de Naciones Unidas, que no “crea información” como erróneamente se repite, sino que realiza un barrido de los mejores documentos científicos y construye con ellos sus informes y modelos.
Según el pronóstico de Irrigación, el caudal de los ríos será normal esta temporada. Foto: Unidiversidad
Buenas y malas
Este 8 de octubre, las autoridades de Irrigación dieron a conocer el Pronóstico de Escurrimientos de los ríos de Mendoza para la temporada 2024-2025, que se extiende desde octubre hasta septiembre próximo. La conclusión fue que el período será bueno, lo que se fundamentó en dos parámetros: todos los ríos tienen un pronóstico de caudal anual medio o superior, y la época de riego se inició con los embalses con sus reservas al máximo.
Ese mismo día, el equipo del Ianigla presentó los resultados de dos informes que elaboró a pedido de Irrigación. Uno, sobre la dinámica del hidroclima de las seis principales cuencas de la provincia, y otro, acerca del impacto que tendrá sobre la oferta hídrica el cambio climático en las décadas 2030, 2040 y 2050, que elaboró Toum junto con los científicos Maximiliano Viale y Juan Rivera.
Toum explicó que la proyección de la oferta hídrica se basó en una serie de modelos globales validados para la zona Cuyo. En particular, se utilizaron las proyecciones de precipitación y temperatura para “alimentar” ese modelo, desarrollado específicamente para simular el ciclo en cuencas andinas. Además, aclaró que este tipo de trabajo se realiza con base en el escenario más adverso en cuanto a los gases de efecto invernadero, porque no se puede proyectar pensando que, por ejemplo, Estado Unidos y China se reconvertirán al ciento por ciento a energías renovables, sino que aumentarán el uso de combustibles fósiles.
Este gráfico muestra las proyecciones de derrame de los ríos, que, con emisiones altas de gases de efecto invernadero, serán similares a la megasequía (en rojo)
El doctor en Ingeniería aclaró que el informe marca una tendencia a 2050, pero que esto no impide que a lo largo de los años exista variabilidad respecto de la oferta hídrica, como pasará en esta temporada. Esto, porque se combinan fenómenos naturales y antrópicos, es decir, los que dependen de la acción del ser humano, que inciden en esa oferta.
Dentro de los fenómenos naturales, el profesional explicó que son centrales El Niño y La Niña, que tienen fases de actividad y neutras. El primero posibilita el ingreso de mayor cantidad de precipitaciones en cordillera, como lo que ocurrió en el invierno de 2023, mientras que el segundo está relacionado con precipitaciones deficitarias.
¿Qué hacer con esta información, con las buenas y las malas noticias? El investigador respondió: “Hay distintas ventanas temporales. En lo inmediato, es un alivio, es una gran noticia, porque justamente todos los embalses están llenos, el agua va a alcanzar y seguramente irá a sobrar para las necesidades que tenemos. Pero esto es como todo, es como en tu casa: podés tener un buen año económico, pero eso no significa que vas a ser un derrochón, sino que uno planifica y ordena. Con el agua pasa exactamente lo mismo, esta herramienta, esta proyección a 2050, sirve justamente para poder armarte, planificar, para poder analizar cómo crecer, para decir cómo uso el suelo, dónde avanzar y dónde no con la urbanización, qué obras son prioritarias, qué medidas se tienen que implementar desde el punto de vista de la gestión para poder hacer un riego más eficiente, para que no se pierda agua en el transporte. Es decir, esto sirve para analizar qué medidas estructurales y no estructurales se pueden tomar para poder disminuir el consumo, para ser más eficiente, para poder almacenar el agua, para que no se pierda”.
El investigador explicó que, aún con un panorama positivo para este año en cuanto al caudal en los ríos, es necesario monitorear la situación, y explicó las razones. “Aquí se combinan muchos factores. Creo que lo primero que busca Irrigación es que seamos conscientes de que vivimos en una zona de escasez estructural de agua, entonces tengo que ser eficiente en el uso. A eso se suma que el sistema natural de la relación precipitación-derrames en Mendoza tiene mucha variabilidad; es una característica de esta zona, hay años buenos y malos. Entonces, tenemos que ser conscientes de todo esto, pero también tenemos que ser conscientes de que la tendencia, nuestra normalidad próxima, de aquí a 25 años, va a ser lo que hemos tenido en estos 10 años de megasequía”.
El ingeniero explicó que la cordillera es central para la vida y las actividades de Mendoza. Foto: Unidiversidad
La centralidad de la cordillera
El informe también permitió proyectar qué pasará con las precipitaciones y con la temperatura, tanto en el llano como en la cordillera, hacia 2050. Para analizar esto, el equipo determinó valores promedio, tomando como base el período 2000-2010.
En cuanto a las precipitaciones —comentó—, la conclusión fue que disminuirán entre el 20 y el 30 % en la cordillera respecto de los valores promedio, debido principalmente a la acción de los anticiclones, que son como barreras que no permiten pasar los frentes de tormenta desde el oeste, desde Chile, y atravesar la cadena montañosa. Por el contrario, las precipitaciones se incrementarán en el llano, debido especialmente a los sistemas de tormentas convectivas que vienen desde el este.