El legado de Luis Agote
Opinion7 de junio 2021El Secretario de Políticas Universitarias recordó la obra del Dr. Luis Agote, con hitos en la historia de la humanidad en transfusiones de sangre.
En un contexto de país con mucho ruido, mucho hablar, no se termina de centrar lo que es trascendente. Hay discusiones que la Argentina repite reiteradamente y para eso trajimos la historia del Dr. Luis Agote.
Un científico, un médico que hizo un aporte a la ciencia, salud y humanidad que es extraordinario. Agote realizó el secundario en el Colegio Nacional de Buenos Aires, estudió Medicina en la Facultad de Medicina de la UBA y después empezó a ser profesor e investigador de la misma universidad y se dedicó a eso: la investigación, la medicina, la salud y algo que es fundamental a la transferencia del conocimiento producido por la ciencia de la universidad pública al servicio del pueblo. Hoy no se discute lo central, que es cómo la ciencia aporta al desarrollo, a proteger la vida de las personas.
El 9 de noviembre de 1914 se realizó con su dirección, aporte, investigación y conocimiento la primera transfusión de sangre en un paciente con tuberculosis pulmonar, en un aula del Instituto Médico de Clínica Médica, el antecesor al Hospital de Clínicas de la Universidad de Buenos Aires en el marco de la cuarta cátedra de Medicina Interna de la UBA: se agregaba a la sangre, citrato de sodio que evita la formación de coágulos (mantiene propiedades en la sangre) y además no es tóxico para el receptor.
El 9 de noviembre de 1914 se realizó con su dirección, aporte, investigación y conocimiento la primera transfusión de sangre en un paciente con tuberculosis pulmonar, en un aula del Instituto Médico de Clínica Médica, el antecesor al Hospital de Clínicas de la Universidad de Buenos Aires en el marco de la cuarta cátedra de Medicina Interna de la UBA: se agregaba a la sangre, citrato de sodio que evita la formación de coágulos (mantiene propiedades en la sangre) y además no es tóxico para el receptor.
Esto se realizó en pleno desarrollo de la primera Guerra Mundial, una guerra en la que no se tiene en cuenta la cantidad de muertos, los crímenes, muertos de hambre y en las trincheras, se llamó la gran guerra, un enfrentamiento sin reglas.
En ese contexto, Luis Agote hizo este gran aporte a la ciencia, pero además hay algo que es trascendente y vemos por qué se vincula en 2021. El doctor decidió no patentarlo, sino comunicarlo inmediatamente a medios de prensa y representantes diplomáticos de todos los países en guerra para que fuera un aporte científico que no diera ganancia económica sino que diera ganancia en los niveles de vida y salud para todo el pueblo del mundo.
El Dr. Agote también se dedicó a la política. Fue diputado de la Provincia de Buenos Aires en dos períodos: de 1910 a 1914 y de 1916 a 1920. Entre las leyes que impulsó estaba la Ley de Creación de la Universidad del Litoral en 1919. Hasta ese momento la Argentina tenía la Universidad de Córdoba, la Universidad de Buenos Aires y la Universidad de La Plata, y en ese período se crearon y se nacionalizaron las Universidades de Cuyo, Del Litoral y de Tucumán.
Es el autor de la ley que anexa el Colegio Nacional de Buenos Aires, a la Universidad Nacional de Buenos Aires y es el impulsor de la creación del Patronato Nacional de menores abandonados y delincuentes que hoy, desde una perspectiva de derechos de los chicos, lo veríamos como una cuestión de dominio y autoritarismo. Pero en aquel momento, ocuparse de los chicos abandonados y delincuentes era una política (hoy diríamos progresistas de última generación).
Hoy en día, lo que se discute es la tasa de ganancia de todo. Pero hay un investigador argentino que hizo un aporte enorme, que tiene vigencia en el siglo XXI y que decidió poner la producción del conocimiento al servicio de todos y no al servicio de la rentabilidad.