
“El reto 2021 es la redistribución del ingreso”
EntrevistasLa investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios sobre Cultura y Sociedad (CIECS-Conicet) explicó en Radio 10 el significado de la última medición que marcó la pobreza en Argentina. Qué mirar a futuro.
¿Qué tenemos que entender de los números en relación a este dato que se dio a conocer tan doloroso para la Argentina?
Cuando hablamos de pobreza por el ingreso estamos viendo una situación que puede ser muy cambiante en el tiempo de crisis y -puntualmente en el medio de la pandemia- fue algo que tuvo cambios muy vertiginosos en poquísimo tiempo de una manera prácticamente inédita. Puntualmente, hubo un derrumbe de los ingresos cuando empezó la cuarentena estricta, a fines de marzo del año pasado. La pobreza llegó en el segundo trimestre valores casi cercanos al 50%. Ahora vemos un dato que podría parecer un empeoramiento, pero en realidad nos está hablando de que la pobreza tan grave que habíamos tenido en esos tres meses, cuando empezó la gestión de la pandemia empieza a remitir gracias a la reactivación de muchísimas actividades económicas y la recuperación de los ingresos de muchísimas personas.
¿Cómo fue ese impacto y qué debe leerse?
Este dato nos habla de que la crisis tuvo un impacto muy fuerte, su peor momento fue antes de lo que vemos ahora. Por otro lado, hay un factor que tuvo mucha importancia que fueron las políticas de transferencia, el IFE puntualmente, que se ve su efecto en la primera parte de este semestre. La situación a fin de año se empieza a estancar porque ya no tenemos las políticas públicas que de alguna manera contenían la crisis en los sectores más vulnerables y tampoco tenemos una actualización de los ingresos ante una inflación que empieza a acelerarse. Este dato nos habla de un gran reto para el 2021, la reactivación económica y también yo diría de redistribución de ingresos porque la economía argentina perdió mucho en el año 2020, pero la distribución de los costos siempre van a pegar a los que están más cerquita de la pobreza.
¿Por qué hay estos números generales y cuando hablamos de niños y jóvenes se llega al 57%, qué pasa en la estructura social que produce esa diferencia?
Esta es una diferencia que no se produce ahora, es una diferencia que vamos a ver como estructural de la Argentina porque lo cierto es que hay una característica demográfica donde los niños están ubicados principalmente en las familias más vulnerables. Es difícil sostener una familia numerosa, esto hace como un factor de vulnerabilidad que haya muchos niños en un hogar y -a la inversa- ocurre que en las clases más bajas que se insertan laboralmente desde muy jóvenes y empiezan su proyecto de vida más jóvenes y también con algunas dificultades, como por ejemplo, la anticoncepción y llegan a tener muchos más hijos que los deseados. Por eso la pobreza tiene una incidencia mayor en los menores.
Transferencias por parte del Estado como el IFE tuvieron un rol fundamental en reducir la incidencia de la pobreza y eso se ve en los datos del tercer trimestre del año pasado, donde la pérdida de los ingresos laborales se vio compensada por los subsidios.
¿Se puede pensar en estos números de pobreza como un piso en nuestro país?
Hemos estado en situaciones peores, es difícil hablar de tener un piso y que esto no empeore. Estamos frente a un año que no sabemos cómo nos va a afectar la crisis sanitaria pero, si somos optimistas, sí podemos pensar que este es un piso del cual vamos a poder levantarnos y que podríamos esperar que la situación empiece a mejorar a partir de este año. Es una reducción que se tiene que sostener en dos procesos: uno es la redistribución de las riquezas -porque la desigualdad a pesar de los recursos que tiene la Argentina- es muy notoria. La forma que está distribuida la riqueza indica que algunos tienen mucho más y otros mucho menos. Entonces, las medidas de redistribución tienen que ver con los salarios, las condiciones laborales. Cuando están reguladas se puede conseguir que tengan salarios mínimos, derechos sociales fundamentales y también se puede hacer redistribución por transferencia como el IFE, que tuvo un alcance inédito y permitió abrir un debate del ingreso universal que era imposible hace dos años. Estas transferencias por parte del Estado tuvieron un rol fundamental en reducir la incidencia de la pobreza y eso se ve en los datos del tercer trimestre del año pasado, donde la pérdida de los ingresos laborales se vio compensada por los subsidios. En la provincia de Buenos Aires, las mujeres habían perdido una cantidad de ingresos que se vio compensada en un 80% por los subsidios, y en el caso de los varones, un 40%. La pobreza podría haber sido mucho peor si no hubiera estado esta política, lo cierto es que esta política no existe más hoy, así que tenemos que diseñar y pensar políticas sociales que permitan una redistribución dedicada a mejorar una situación verdaderamente dramática.
En la escala social aparecen los trabajadores que son pobres, la mediana de ingreso es de $45.000 y para no ser pobre no tenés que tener menos de $55.000. ¿Cómo se lo explica?
Nosotros miramos la línea de pobreza en una familia tipo: varón-mujer y dos hijos de determinadas edades. Pero cuando medimos la pobreza, miramos en el hogar qué personas viven y de qué edades, y en función de eso definimos la canasta y vemos si la cumple o no. Muchas veces, la formalidad laboral está precisamente en hogares con menos hijos, o dos adultos que ambos tienen ingresos. Está clarísimo que la formalidad laboral es un protector de los ingresos.
Por supuesto también que los salarios están por debajo de las expectativas. Muchas veces no alcanza con los ingresos formales, porque en muchas casas tenían dos ingresos y al perder uno quedan debajo de la línea de pobreza. Dos salarios mínimos serían insuficientes para que una familia con dos hijos esté fuera de la pobreza.