LA FRANCA AUSTRAL, EL ESTUDIO MÁS AMPLIO DE BALLENAS EN EL MUNDO
Entrevistas9 de noviembre 2021Mariano Sironi, Director Científico del Instituto de Conservación de Ballenas, habló en Radio 10 del trabajo del cuidado de la ballena franca austral.
¿Cómo fue que empezó esta historia?
En la década del ´70 cuando vino por primera vez a la Argentina Roger Paint, que es quien fundó Ocean Island, que es la fundación con la que nosotros trabajamos hace muchos años, vino a Península de Valdés porque le interesaba particularmente la especie Ballena Franca Austral para hacer estudios. Cuando habitó la península se dio cuenta que era un lugar maravilloso para hacer estudios a largo plazo de esta especie e inició este proyecto. En la década del 90 nos sumamos desde el Instituto de Conservación de Ballenas de Argentina para continuarlo: tiene una historia muy larga, son dos organizaciones trabajando en colaboración y al tener 50 años este estudio se ha transformado en el más largo del mundo sobre una especie de ballena.
¿Cuándo van las ballenas a la península?
Es una experiencia hermosa caminar por la playa, ver una ballena nadando en el mar, se comparte un momento, cada especie en su lugar y la Península de Valdez es uno de los pocos lugares del mundo donde se puede hacer.
¿Qué te pasa a vos cuando estás en ese lugar?
Es maravilloso, hace 27 años estudio las ballenas y cada vez que voy cuando veo las primeras veo esa magia de estar con estos animales tan inmensos y especiales para nosotros, siempre es una emoción los primeros reencuentros de la temporada. Están en la Península en la segunda mitad del año con la mayor concentración entre agosto y septiembre.
¿Cómo ayudó la tecnología en estos últimos años?
De muchos modos, porque la tecnología permite responder preguntas que antes no se podía, por no poder acceder a información, son animales complicados de estudiar, viven en el mar, se ve apenas su cabeza y espalda cuando salen a la superficie, hay lugares que no son accesibles y algo que ha ayudado mucho es la fotografía digital. En las primeras décadas el trabajo de foto identificación se hacía tomando fotos en blanco y negro o diapositivas, eso limitaba la cantidad de fotos a tomar o encarecía el trabajo porque había que comprar rollos, revelarlos y ver las imágenes semanas o meses después, otra cosas que incorporamos fueron tecnologías de campo como el uso de drones obteniendo imágenes aéreas desde una perspectiva real y algunas cosas en los laboratorios que se van haciendo cada vez más sofisticados y permiten responder nuevas preguntas.
“En la década del 90 nos sumamos desde el Instituto de Conservación de Ballenas de Argentina para continuarlo: tiene una historia muy larga, son dos organizaciones trabajando en colaboración y al tener 50 años este estudio se ha transformado en el más largo del mundo sobre una especie de ballena”.
¿Ustedes se acercan a las ballenas o solo por imágenes?
Es una combinación de cosas. Por ejemplo, la foto identificación nos permite actualizar año a año los datos de dinámica poblacional, se toman desde drones, aviones y costa de acantilados. También hacemos estudios de comportamiento instalados en los acantilados con trípodes, telescopios y binoculares, también están los estudios de genética que se basan en biopsias de piel, en muestras de animales vivos, en ese momento nos acercamos y tomamos esta pequeña muestra de piel.
¿Han podido estudiar los daños que han tenido las ballenas por cuestiones ambientales?
Sí, junto con otras instituciones llevamos adelante el programa de monitoreo sanitario de la ballena Franca Austral, que tiene como objetivo estudiar el estado sanitario de la población: se hacen análisis de laboratorio basados en distintas muestras para saber si las ballenas tienen algún tipo de enfermedad, infección, esto también se hace a través de fotografías, podemos ver cuántas ballenas tienen heridas por el impacto de una hélice o si tiene heridas por redes o sogas y si la frecuencia aumenta, eso nos dice algo.
¿Cómo hacen para acercarse sin correr riesgos?
Desde un bote de investigación que es capitaneado por un capitán ballenero que conoce la técnica de acercamiento a las ballenas y siempre lo hacemos con cuidado y precaución, son animales tranquilos y por lo general reaccionan de manera tranquila y con movimientos lentos ante el acercamiento de un bote, si se molesta se va.
¿Cómo puede ayudar la gente?
La mejor manera de ayudarnos es adoptando una ballena, en el Instituto de Conservación de Ballenas tenemos el programa de adopción, que por internet hay un sitio: www.ballenas.org.ar donde una de las solapas explica cómo adoptarlas, conocemos las historias de vida de más de 4000 individuos y las hemos relatado como la de Nubes, Huesos, Pionera, Tempranera, Mochita, Serena, Manantial, Valentina. Mediante una pequeña donación mensual pueden adoptar virtualmente una ballena y ayudarnos a su conservación y estudio.