La Universidad Obrera, una fábrica de oportunidades
Opinion19 de agosto 2021El Secretario Gremial de la Federación Universitaria Tecnológica, Giuliano Falconnat, evoca los 73 años de la creación UON, hoy UTN, y proyecta lo que marcó en sentido histórico incluir a los trabajadores para que sean universitarios.
Por Giuliano Falconnat
Este 19 de agosto se cumplen 73 años de la creación de la Universidad Obrera Nacional. Corría la primera mitad de su gobierno cuando el presidente Juan Domingo Perón firma la Ley 13.229 y da origen a una nueva institución educativa, con el objetivo de brindar herramientas teóricas y un título de posgrado (el primero que se otorgó fue denominado “Ingeniero de fábrica”) a aquellos que se desempeñaban como operarios en la industria.
Su nombre no fue una mera cuestión de “marketing” sino que ponía en manifiesto la clara intención de promover la movilidad social ascendente en la población, exigiendo para poder inscribirse un certificado laboral y dictando clases en horario nocturno, para que el estudio no se superponga con las responsabilidades laborales.
La creación de la UON no supuso un hecho aislado, no fue una política de gobierno como cualquier otra. Perón supo identificar (en un contexto global que ofrecía el modelo capitalista y el comunista como únicas opciones socioeconómicas) la enorme oportunidad de que la Argentina construya una “tercera posición”, sin tomar partido por ninguno de estos polos ideológicos, pudiendo venderle a uno y comprarle a otro, allanando el camino para un proceso de desarrollo nacional nunca antes visto.
Este modelo de estado que presenció el país en aquella época llevó el nombre de ISI (Industrialización por Sustitución de Importaciones), generando proceso donde comenzó a darse valor agregado en origen a las materias primas para que se elabore en nuestro territorio lo que antes se importaba, generando miles de puestos de trabajo, elevando el poder adquisitivo del salario y, por ende, incrementando el consumo a la par del aumento de oferta de productos.
La Universidad Obrera Nacional, con la Ingeniería como bandera, fue la pieza que faltaba para que el engranaje de este modelo estuviese completo, ya que semejante ampliación de la industria requería la formación de mandos intermedios, personal capacitado que pudiese ser un nexo entre las gerencias y los operarios. Los graduados de la UON, que ya tenían la práctica y luego adquirieron la teoría y las incumbencias, se convirtieron en esa pieza clave del organigrama de las empresas.
Si bien en 1959 la institución cambia su nombre a Universidad Tecnológica Nacional (UTN), durante la presidencia de Arturo Frondizi (antecedido por la “Revolución Libertadora”, proseguido por otro gobierno de facto y con el Partido Justicialista proscripto) no solo supo mantener a lo largo del tiempo sus pilares fundacionales, sino que hoy se posiciona como la tercer Universidad más grande del país, detrás de la UBA y la Universidad Nacional de Córdoba.
Cuenta con treinta facultades regionales, las cuales suman una matrícula actual cercana a los noventa mil estudiantes y están distribuidas en catorce provincias distintas, a lo largo y a lo ancho de la república argentina. Esto último la convierte en la única Universidad federal de la región.
El aniversario de la Universidad Obrera nos invita a replantearnos el presente educativo y productivo del país. El acceso a la educación superior por parte de los sectores más vulnerables de la sociedad está lejos de materializarse y los niveles de pobreza son sin dudas alarmantes.
Ambas problemáticas deben trabajarse de manera integral, a través de un modelo de estado eficiente y competitivo. En esta etapa la UTN debe tomar un papel protagónico, no solo en el acercamiento con la comunidad y la promoción del acceso a la educación universitaria, sino también en la formación de profesionales comprometidos con los intereses nacionales, que sean capaces de poner el conocimiento al servicio del pueblo y potenciar las economías regionales, generando oportunidades para todos los argentinos y argentinas.