“TRABAJAR EN LA ESMA NOS CAMBIÓ COMO PERSONAS”
Entrevistas1 de abril 2021El Director Ejecutivo del Instituto de Arquitectura de la UNSAM habló en Radio 10 sobre el significado personal y profesional de haber aportado al proyecto Museo de Memoria de la ESMA.
¿Cómo fue trabajar, como fue ese proyecto?
El tema era fascinante por toda la carga emotiva que tiene para los argentinos, se gestó durante 2 años (2013-14) y se inauguró en abril de 2015, que es el Museo de Sitio de la Memoria, que funciona en el edificio de la ex ESMA donde se desarrollaba el ex Casino Oficial, donde sucedieron los hechos más graves que se recuerdan de la ESMA.
Hicimos un trabajo desde la Universidad de San Martín, colaborando con un equipo muy grande. Trabajó no solo la universidad, sino también el canal Encuentro con los contenidos del museo y bajo la supervisión del Juez Torres, que en aquel momento dirigía la mega causa ESMA y el grupo de fiscales.
El edificio tenía límites judiciales, por lo tanto no se podía alterar ni modificar físicamente, todos los dispositivos y la infraestructura museográfica no tenían que modificar esa prueba judicial. Por lo tanto, el juez y los fiscales estuvieron trabajando codo a codo con el equipo de proyecto y dirección de obra.
“Todos los que trabajamos ahí (que fuimos como 160) hicimos un manual de convivencia: ahí no se podía comer, no podíamos escuchar música, claramente se creó un clima de conciencia que ameritaba la responsabilidad con la que estábamos lidiando, todos salimos distintos a como entramos”.
¿Cómo se componía el grupo?
El proyecto fue liderado por Alejandra Naftal y Hernán Bisman, que fueron los curadores principales. Hoy Alejandra es la Directora del Museo y junto con un equipo grande de la universidad fuimos liderando el proyecto y la dirección y construcción de obra. Durante el proceso se fue tratando de buscar consensos, hubo casi 60 presentaciones a distintos organismos de derechos humanos, instituciones y distintas dependencias del Gobierno para compartir los avances e ideas sobre el proyecto y tratar de entender el tono que debería tener este Sitio de Memoria, ya que uno de los principios de los directores del centro es que no se quería recrear un campo de concentración, pero al mismo tiempo era necesario redactar crudamente lo que allí había sucedido con mucha precisión y rigor. Todo lo que está expuesto en el Museo es prueba judicial de la megacausa. No hay otros elementos dentro del Museo que no sean las pruebas mismas de los juicios, incluso con los videos e imágenes y relatos de las mismas personas que lo padecieron.
¿Qué pasó durante el gobierno de Mauricio Macri?
Después de 2015 no estuve muy vinculado con el Museo, parte del proyecto era mudar la Secretaría de Derechos Humanos a la ex ESMA, nosotros terminamos nuestra tarea con la inauguración del Museo, pero sabemos que dentro de la coyuntura general los presupuestos hacia esas direcciones han sido magros y no han sostenido la actitud que tenían al momento de la inauguración.
¿Cómo se cruza lo que uno estudió con el trabajo?
El desafío es enorme, es un desafío de vida, trasciende lo personal, todas las personas que trabajamos ahí fuimos a visitas guiadas donde cuentan crudamente lo que pasó y fue muy emotivo ver cómo mucha gente que no sabía lo que había sucedido ahí, se transformaba con esta toma de conciencia. Todos los que trabajamos ahí (que fuimos como 160) hicimos un manual de convivencia: ahí no se podía comer, no podíamos escuchar música, claramente se creó un clima de conciencia que ameritaba la responsabilidad con la que estábamos lidiando, todos salimos distintos a como entramos.