UNIVERSIDAD: POLÍTICA Y MEMORIA CRÍTICA
OpinionEl investigador y extensionista de la Universidad Nacional de Misiones, Alexis Rasftopolo, escribió para el último número de Actualidad Universitaria del CIN. Un análisis del aporte de la universidad para estos primeros 40 años de democracia.
Por Alexis Rasftopolo
Docente, investigador y extensionista de la Universidad Nacional de Misiones y coordinador de la Cátedra Libre Eduardo Galeano de la misma casa de estudios.
A poco de acercarnos a los 40 años de vida democrática en la Argentina y en un escenario histórico y político-económico complejo, conviene valorar el aporte de la universidad pública en el camino del fortalecimiento de la vida democrática como vía para avanzar hacia un horizonte de mayor dignidad en el sentido amplio del término. Desde el proyecto de extensión “Circuito de la memoria”, desde el 2017 venimos llevando adelante una serie de prácticas edu-comunicativas a través de las que intentamos abordar de manera crítica nuestro pasado reciente de modo de ponerlo en relación constante con nuestro presente y los desafíos que se avizoran. Desde las instancias de taller, las conferencias por parte de referentes en los temas tratados, los diálogos intergeneracionales, las lecturas grupales y el debate, la revisión de material fílmico, de hemeroteca, las revisiones bibliográficas, la recorrida por sitios de memoria y por ex centros clandestinos de detención en nuestra ciudad de Posadas y en la provincia de Misiones, intentamos plantear estrategias de estudio, análisis, exégesis y reflexión de las causas y consecuencias del genocidio perpetrado por el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional (1976-1983). La cuestión no es menor y deriva en pensar en lo que Rodolfo Walsh denunció en su carta abierta en 1977 como la “miseria planificada” y que, en rigor, no es otra cosa que la configuración de una política-económica en clave neoliberal al servicio del bloque de clases dominantes, acompañado de un proceso de debilitamiento progresivo de los lazos sociales, de las organizaciones populares y de estratagemas que apuntaron y apuntan a horadar la historia popular y conciencia crítica de nuestra sociedades.
“Fuimos aprendiendo que la democracia es una construcción permanente y, más bien, funciona como un postulado político”.
Para llevar adelante esa “miseria planificada”, cuyas consecuencias padecemos en nuestro tiempo actual, no puede soslayarse que hubo un genocidio planificado en nuestro país que es negado por varios actores políticos de la escena actual, cuestión que reviste una gravedad insoslayable. Fuimos aprendiendo a lo largo de nuestros encuentros que la democracia es una construcción permanente y, más bien, funciona como un postulado político, en el sentido que lo refiere el filósofo Enrique Dussel, “como orientación para la acción”. La política, pensada como “la voluntad de vida” debe estar al servicio de bregar para alcanzar ese horizonte de respeto de la vida humana y de todo lo viviente no humano que nos constituye y nos completa.
No podemos perder de vista que, hoy, lo viviente está en peligro porque hay un divorcio de la construcción política al servicio de la vida. Más bien, lo que se evidencia es que hay una persistencia de la tanato-política, la política al servicio del menosprecio de todo lo que tiene aliento vital. Debemos estar alerta frente a los negacionismos y sus efectos en la cultura y, desde nuestros respectivos espacios y proyectos de trabajo socio-educativo, seguir apostando a la construcción de una memoria crítica, que nos ayude a proyectar una realidad mejor.