“En ansiedades, hay que saber cortar las lógicas que nos imponen las dictaduras digitales”
EntrevistasLa ansiedad es la segunda causa más discapacitante en Latinoamérica y no permite descansar, comer bien, o disfrutar de un momento. Una expresión vinculada a una cultura y a un momento histórico, donde las autoexigencias y crisis forman parte del ritmo cotidiano; hay demandas económicas, estéticas, morales, que incluso impactan de manera diferente en cada género. Facundo Corvalán, investigador y docente de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Rosario, nos dió un panorama en nuestro programa de Radio 10.
¿Qué significa el estado de ansiedad?
Es un estado emocional humano que nos acompaña desde nuestra especie, es una invitación a tomar conciencia de lo que nos rodea. Hay diferentes niveles según la persona.
¿Pueden obstaculizar de alguna manera directa o indirecta nuestra vida cotidiana?
Este estado emocional constituye una herramienta de la especie para responder y estar alerta de lo que nos rodea, muchas veces a través de las representaciones que tenemos como seres humanos se convierte en un estado de alerta continuo, cuando alcanza niveles por fuera de algo específico va acompañando las otras funciones humanas, cuando esto afecta el comer, dormir, actividad sexual o cualquier instancia que requiera estar participando de diferentes actividades se vuelve un estado de padecimiento por no sentirse cómodo en ningún lado.
No estamos preparados para estar siempre en alerta, estas son reacciones que se vuelven intolerables, no podemos estar a la expectativa de que algo nos vaya a suceder imaginando siempre algo negativo.
¿La ansiedad es discapacitante?
Es muy delicado y hay que difundirlo sin generar más ansiedad, reconocer que es nuestro caudal de sensaciones humanas, darnos cuenta cuando no nos deja cumplir nuestros objetivos.
Hay ramificaciones de este estado que van de alguna manera asentándose en diferentes modos de reconocer su propio cuerpo y llevando adelante la vida cotidiana, son miedos que no sabemos porque están.
¿Se ha podido descubrir porqué se da puntualmente en nuestra región?
Hay que entender que hay momentos históricos que acompañan, hay una cultura ansiógena que nos invita a estar preparándonos para lo que vendrá. Por un lado, un contexto de incertidumbre socioeconómico, político, mandatos sociales, diferencias de géneros y edades, hay presiones sistemáticas, estéticas, de cómo participar en las instituciones laborales y de consumo, eso contribuye a aumentar estas tendencias y repercusiones sintomáticas humanas.
¿La ansiedad tiene que ver con la crianza?
Sí, cómo nos acompañamos educativamente es importante. En las infancias que son atrapadas con la tecnología, debemos destacar que los adultos tampoco estamos exentos: hay que saber cortar las lógicas que nos imponen estas dictaduras digitales.
¿Algún consejo que nos puedas dar?
Podría decir que deberíamos:
- Organizar rutinas.
- Establecer pactos dentro de la familia.
- Respetar momentos de comida y descanso.
- Tomar conciencia de que la tecnología y las redes sociales están hechas para cautivar nuestra atención. Damos datos e información que lo utilizan para conquistarnos.
- Generemos rutinas saludables y de desconexión.
- Estratégicas de comunicación.
- Inventar juegos.
- Volver a la lectura.
Básicamente compartir sin estas herramientas que están diseñadas para que nos atrapen también para otros objetivos.
Ante esto hay diferentes formas con las que contamos para dejar este estado de alarma continuo. Hay que trabajarlo desde un punto de vista no para alarmar sino para prevenir, hay personas que les sirve el yoga u otras terapias, no hay que negar el síntoma y hacer cosas que nos permitan trabajarlo.