LA UNIVERSIDAD DESPUÉS DE LA JUBILACIÓN, UNA HISTORIA DE SUPERACIÓN
Entrevistas4 de octubre 2022Nos visitó Héctor Marcelo Taboas, licenciado en Ciencias Políticas en UNSAM a los 78 años. Cómo fue superarse ante cada escollo.
Este sábado vivimos una historia real y emocionante. La de Héctor Marcelo Taboas, licenciado en Ciencias Políticas en la Universidad Nacional de San Martín. A los 78 años, disfruta de una vida que le ha dado mucho después de buscarla.
“Me gustaría poder devolverle a la Nación Argentina, que es la que me permitió estudiar, una parte de todo lo que me dieron”, dijo.
¿Qué le dieron?
Para mí, la universidad aparte de ser el lugar donde aprendí, donde me nutrí de conocimientos a toda una experiencia política que yo tenía de antes. También me dio una familia, mis compañeras y mis compañeros, las profesoras, los profesores, eran mi familia.
¿En la Universidad de San Martín?
La UNSAM es un lugar muy lindo para disfrutar porque los institutos están aislados unos de otros. O sea, están repartidos en el campus y uno camina por lo verde. Recuerdo muchas compañeras y compañeros que cerca de la sede originaria que es el edificio Tornavias, están sentados en el pasto estudiando. Tenemos nuestro comedor también en un lugar aparte, o sea salimos de los edificios y vamos al comedor caminando.
¿Había estudiado otras carreras en otros tiempos?
Sí, Ingeniería, pero estuve poquito tiempo en una parte del ingreso.
“Yo realmente admiraba mucho la profesión de abogado porque estaba deseoso de hacer la carrera y utilizar la profesión como plataforma para dedicarme a la actividad política y bueno distintas cuestiones de vida este me llevaron a que eso no fuera tan fácil de realizar”, comentó.
¿Qué desafíos hubo que superar?
Fue un desafío contra mí mismo. Tenía era a ver si soy capaz de hacer una carrera de larga duración y terminarla porque hasta ese momento -por una cosa, por otra- los intentos que había tenido anteriormente no los pude concretar entonces y estaba inseguro.
¿Pasó en algún momento de querer abandonar?
Por momentos dije “estoy cansado, largo todo y me voy”, pero gracias a Dios tuve una profesora con la que hemos formado una relación de amistad: me alentó y me levantó el ánimo, me dijo “estás cerca, seguí adelante y bueno me ayudó para volver a recargar fuerzas y seguir”.
¿Qué pasó el 15 de septiembre en el juramento?
Mi hijo me dio una gran sorpresa, vino con dos de mis nietos sin avisarme, no me dijo que venía con los nietos. Yo tuve una familia mucho más grande porque me casé con una señora que era viuda, tenía cinco hijos y entonces incorporé los cinco hijos de golpe y luego tuvimos a mi hijo Leandro. Y ahí estaba firme para ese momento tan importante, vino a acompañarme.