UN EXOESQUELETO PARA SALVAR LA VIDA DE UN NIÑO
Entrevistas29 de agosto 2023Ciencia y universidad para salvar la vida de un niño. Valentino tenía siete meses y una anomalía extraña: una estenosis traqueal congénita y una broncomalacia en su bronquio izquierdo. Quedaba un solo camino: la colocación de un exoesqueleto de material biodegradable, una operación que solo se había hecho una vez en 2013 en Estados Unidos. Y un equipo del Laboratorio de Biomateriales, Biomecánica y Bioinstrumentación (Lab3Bio) de la Escuela de Ciencia y Tecnología de la UNSAM lo fabricó. Con una impresora 3D y días y noches de trabajo intenso (y muchos años previos de investigación básica), el equipo liderado por Élida Hermida consiguió diseñar e imprimir el pequeño exoesqueleto que luego los cirujanos colocaron en el cuerpo del niño. Hablamos con sus profesionales y con la familia. Salud por esta universidad pública!
¿Cómo nace esta historia?
Lucila Grego: A Valentino a los 5 meses le detectaron un problema en una arteria, se lo operó de ese problema y después de esa cirugía que se suponía la más complicada, se detectaron dos problemas más que eran en traquea y en bronquio, en donde no se sabía bien qué hacer porque era bastante complejo y bueno ahí es donde él estaba internado en el CEMIC y llaman a Gastón Bellia Munzón y a través de él fue el que analizó el caso de Valentino.
En ese momento justo estaba viajando a una convención en Roma que había algo para hacer pero que bueno, iba a presentar el caso de Valen a Roma y que a la vuelta hablábamos.
¿Qué se les pasó por la cabeza?
Joaquín Sarapura: Estábamos esperando que nos digan cómo seguíamos. Esto surgió después de muchas idas y vueltas, mucha gente que estaba atrás del caso de Valentino y encontraron esta solución, pero no teníamos un diagnóstico favorable, decir “bueno la solución es esta”. Después se fue dando y encontrar esta solución.
La UNSAM entra en la historia…
Élida Hermida: Fue por un llamado telefónico, colaboradores del doctor Bellia Monzón estaban buscando quienes en Argentina trabajaban con biomateriales en particular plásticos reabsorbibles y que tuvieran a su vez experiencia en impresión 3D. En internet estaba la información de nuestro laboratorio, llamaron por teléfono y ahí nos dijeron cuál era la situación de Valentino, que se iba a poder contar con un modelo a partir de la tomografía de los bronquios de Valentino para poder llevar adelante la impresión 3D, pero que hacía falta el conocimiento sobre impresión 3D. Beatriz es la encargada de trabajar con la impresora para plásticos en el laboratorio, le conté de la disponibilidad, tuvo excelente predisposición para llevar adelante, se pidió la colaboración de quien aparece ahí en las imágenes también que es Juan Ignacio Busquet (también con mucha experiencia) y entonces ahí se armó un tándem que se sumó a el cirujano que era el primero que le probaba las muestras.
¿Qué se encontró entonces?
Beatríz Aráoz: Cuando recibimos esta situación que la verdad que a todas las personas nos genera un impacto enorme saber que hay una persona chiquitita que está sufriendo, que necesita una solución y que esa solución hoy en día no es ir y comprarla en algún lado sino que es algo que se llama “de investigación”, son situaciones en las que se está tratando de encontrar una solución para enfermedades que son poco frecuentes y que todavía no tienen un tratamiento establecido. Entonces ahí es donde nosotras trabajamos en lo que hacemos todos los días que es empezar a buscar información, leer pappers donde haya algún grupo que haya podido hacer algo parecido previamente.
¿Había antecedentes?
EH: Esto se desarrolló por primera vez en una universidad también en Estados Unidos y se trabajó con varios pacientes en estado crítico. Cuando decimos en estado crítico decimos pacientes que tienen dificultades respiratorias severas con lo cual el estado de deterioro general de la salud de los órganos de algunos de los pacientes era muy avanzado. Entonces la recuperación que tuvieron algunos de los pacientes fue mejorarles la calidad de vida pero algunos debieron permanecer internados y en aquel caso la impresora que se había utilizado era una impresora 3D porque la pieza que hace es tridimensional que trabaja con polímero, el plástico en polvo y un rayo láser funde ese plástico y va construyendo la pieza a partir de polvo. Bueno aquí no contábamos con impresora de esas características y entonces hubo que buscar en primer lugar si ese mismo material, que mirando esos artículos de Estados Unidos sabíamos con cuál era y que había tenido buen desempeño, si existía en forma de filamento que es como trabajan las impresoras que sí nosotros tenemos en el laboratorio. Bueno había y entonces ahí fue “cómo se hace para imprimir con este tipo de material” porque solo para mencionar algunos puntos: qué temperatura hay que poner, con qué velocidad se tiene que mover esa impresora, todo en pos de que quede la mejor calidad del producto. Ese fue el desafío de poderlo lograr y en tan corto tiempo.
¿Cómo lo fueron viviendo como familia?
Tuvimos mucha contención emocional, en ese momento donde tu vida es en un sanatorio y donde está tu hijo: ahí estás en manos de ellos. Confiamos siempre de que teníamos que ir para este lado o sea en ese momento era como que no buscamos chequear. Era o una vida o una sobrevida y nosotros sabíamos que íbamos a ir por la vida.
Inimaginable pensar que Joaquín hoy haga todo…
Es soñado por soñado por toda la gente que también estuvo atrás eh que nos acompañó eh que nos guió porque éramos padres in experimentados en esto y en estas situaciones límites digámosle eh Y estamos muy agradecidos también eh de poder difundir esto.