Cuando la universidad pública te cambia la vida
EntrevistasDos historias de mujeres en los que la universidad pública les cambió la vida y trabajarán para mejorar las realidades de su entorno. Alicia Pereira y Andrea González son flamantes licenciadas en Enfermería por la UNDAV, quienes estudiaron en sus tesis cómo enfrentar el estrés en una unidad de cuidados intensivos y el rol de la enfermería en la prevención en el manejo en atención primaria de las infecciones de transmisión sexual. Lo contaron en Radio 10.
Con Andrea
¿Cómo estás viviendo este momento?
Todavía me emociono, ya pasó un mes desde que defendí la tesis. Soy del interior, vine a los 20 años de Corrientes (Itatí) con la idea de trabajar y estudiar, se hizo imposible, a los años conozco la Universidad Nacional de Avellaneda: me ubiqué en el horario que pude, me dieron accesibilidad, me anoté a los 35 años, costó, pero lo logré.
Gracias a la universidad pude lograrlo, de más joven era muy difícil porque no tenía universidades cerca, es gratificante ser la primera de mi familia teniendo un título universitario.
¿Por qué elegiste la licenciatura en Enfermería?
Vengo de una familia de hueseros del campo (quiroprácticos), mis abuelos realizaban distintas prácticas como masajes, quiropraxia y les gustaba ayudar a la gente.
Siempre me gustó la carrera y cuando conozco la universidad vi que pude hacer el ingreso, acceder a la licenciatura teniendo un pregrado como salida laboral, la experiencia fue muy buena.
Empecé a ejercer con la pandemia por falta de personal, pero tenía la necesidad de ayudar, lo llevo en la sangre. Hoy día estoy trabajando en una unidad sanitaria y en el hospital Rivadavia en Sadofe (sábado, domingos y feriados). Hablo de la profesión y me emociono, todos los días se aprende algo.
Con Alicia Pereyra
¿Cómo llegaste a la Universidad de Avellaneda para estudiar la licenciatura de Enfermería?
Fue raro, soy mamá soltera, trabajaba de limpieza en una clínica en turno noche, me conmovía con los pacientes y me di cuenta que tenía un don con la escucha y apoyo a pacientes.
Mis compañeras me incentivaban para que estudie y lo hice para progresar económicamente. Buscando me entero de la Universidad de Avellaneda y fui a inscribirme, me ofrecieron la licenciatura y comencé, desde el primer día la sentí como mi casa, tenía 30 años cuando comencé a estudiar y al ser mamá soltera me ofrecieron una ludoteca para que el nene se quede mientras estudiaba, hice sacrificios, pero la universidad me ayudó con becas, boleto estudiantil, refrigerio y pude terminar.
Me enamoré de la carrera y hoy día no puedo creer que antes lo pensaba como una salida laboral, trabajo en el hospital Evita, amo lo que hago. En un futuro me voy a volcar a la asistencia del adulto mayor que me gusta mucho.