“Las compañías que más ganaron no tienen ni territorio ni fierros”
Entrevistas17 de mayo 2021El sacerdote jesuita y cercano al Papa Francisco dialogó en Radio 10 e interpretó el mensaje del líder católico sobre la brecha que profundizó el capitalismo financiero.
¿Qué se ve hoy en la Argentina?
Me parece que la desigualdad estructural lleva varias décadas en la Argentina y tal vez -fuera de la pandemia- nos hacemos más los distraídos. La pandemia vuelve a esa desigualdad estructural un tema de vida o muerte y –entonces- nos cuesta más no verla y hacernos los distraídos, tal vez desde ese punto de vista nos desafíe y nos ponga finalmente a todos los argentinos y argentinas a decir “cómo terminamos con semejante desigualdad”.
Rodrigo, vos no decís pobreza, decís desigualdad…
Creo que hay como dos enfoques. Hay un enfoque que trata de decirte “el problema no es la desigualdad, el problema es la pobreza”. Es decir, si paso arriba de un nivel, la desigualdad no importa, pero en la desigualdad hay un problema y es un problema intrínseco al capitalismo que va a tener que resolverlo. Hay un cierto grado de acumulación que no responde a ningún orden internacional, que no hay una ley conforme a esa acumulación de capital y -con la facilidad que se traslada- genera al capitalismo problemas de desigualdad y se le vuelve en contra finalmente. Incluso desde esos grados de desigualdad se generan las impugnaciones al sistema, me parece que el capitalismo no le encuentra la vuelta pero, si quiere sobrevivir como sistema va a tener que encontrar un problema en esta acumulación de capital y desigualdad.
¿Esta desigualdad se vio en la vacunación mundial?
Cuando uno ve el mapa con los países que tienen casi el total de su población vacunada, son los países más ricos del mundo. Incluso muchas veces escuchamos quejas, cuando uno compara el PBI con el porcentaje de vacunas que recibieron los países, ahí nos damos cuenta. La desigualdad que tenemos en el país, en el interior de nuestro país, se ve en el mapa global, la desigualdad en el acceso a las vacunas por ejemplo. A nivel país, habrá un 1% que se puede ir a vacunar al exterior, pero el 99% restante no puede. Y a nivel internacional se ve que si vivimos en Estados Unidos, Inglaterra o Israel te podes vacunar, pero si vivís en Argentina o en Latino América la corres de atrás.
“Tenemos 13 millones de personas en el Conurbano y -agrandado por la pandemia- tenemos más de 6 millones en la pobreza. Del crecimiento residencial -que es el 80%- casi el 75% son villas miserias, asentamientos y countries como emblema de esa desigualdad que nos acentúa”.
Hace unos días, el Papa difundió un video muy interesante discutiendo el lugar del trabajo y el capital financiero…
Creo que es una preocupación permanente de él, nosotros como jesuitas tenemos que estar en contacto con la realidad de los barrios populares. Él nos da una sensibilidad con estos temas, pero además me parece que él siempre tuvo un cuestionamiento de cómo en el orden global encontramos algo que gobierne por encima del capital financiero.
Rodrigo, ¿tenés relación con el Papa Francisco?
Cuando ingresé, al poco tiempo fue nombrado obispo auxiliar de Buenos Aires, hice casi toda mi formación muy marcada por la impronta de él en los jesuitas, la relación nuestra es entre el provincial (mi superior) y el Papa Francisco.
¿Qué deducción se puede hacer de la reunión que tuvo hace días nada más con nuestro Presidente?
Obviamente hay puntos que son de saber público en los que no coincide, como por ejemplo la discusión sobre el aborto. El Papa tiene una fuerte identificación con la defensa del trabajo, como modo de incorporación. Con respecto a la deuda y el orden global creo que hay un montón de coincidencias.
Rodrigo -además de jesuita- es investigador del CONICET. Tiene un libro muy interesante “Conurbano Infinito”. ¿Qué hay en el Conurbano?
Algunos me dicen especialista en el Conurbano y uno no puede ser especialista porque el Conurbano es infinito (risas). Hay algunos temas que me preocupan: tenemos 13 millones de personas en el Conurbano y -agrandado por la pandemia- tenemos más de 6 millones en la pobreza. Del crecimiento residencial -que es el 80%- casi el 75% son villas miserias, asentamientos y countries como emblema de esa desigualdad que nos acentúa. Es una sociedad dual y si no encontramos un lugar en común la verdad es muy complicado. Hoy el que nace en country juega en el country, el que nace en una villa juega en la villa y desaparecen los lugares comunes como las plazas.
Los argentinos -y en especial en el Conurbano- necesitamos recuperar el espacio común, donde somos juntos, la plaza como símbolo. En el Conurbano hay estos problemas de profunda desigualdad, de tremenda concentración de la población y de la pobreza. Ahora, eso tampoco nos tiene que llevar a la estigmatización, hay mucha gente que piensa que si cruza al Conurbano lo van a robar, matar o que se va al Far West, es un territorio inmenso sin límites naturales.
En la cuarentena más fuerte que tuvimos, participé de una campaña de alimentos y la verdad que hay mujeres que empujan comedores, madres que quieren que los chicos estudien, hay una fuerza enorme que no podemos ignorar y hay que darle lugar. Habría que plantearnos cómo la universidad en el Conurbano puede dar lugar al empleo digno y de calidad.
¿Cuál es el análisis que hacés de los jóvenes?
A mí lo que me preocupa es la falta de esperanza, la falta de horizonte para que puedan acceder a un futuro mejor. Es muy difícil ser joven así.