EL IMPACTO DE LA DICTADURA EN LAS UNIVERSIDADES
OpinionEn la columna de esta semana, Sole Gori analizó las consecuencias del accionar de los militares en la educación superior y por qué se la puso bajo sospecha.
“Venimos a aportar un granito de arena en este programa para que justamente se visibilice la importancia de vivir en democracia para los jóvenes. Y qué mejor que hablar de lo que ellos viven todo el tiempo cotidianamente como es la educación y que se den cuenta de justamente lo que lo que pueden y de lo podrían haber vivido”, introdujo Sole la columna del último sábado.
Se puede titular a todo este proceso de dictadura y universidad en “La educación bajo sospecha”: el foco estaba en la educación, porque era justamente ese foco de contagio decían de lo que era el virus de la subversión. El autodenominado Proceso de Reorganización Nacional puso en la universidad el foco de control de persecución, de violencia sobre los sectores intelectuales y la juventud. La juventud, no solo la que militaba, la juventud en general, porque era una juventud que tenía ideas, que quería justamente formarse, cambiar y conocer, que quería cambiar el mundo y que quería simplemente estudiar, ser alguien, ser algo. Eso es lo primero que en todas las dictaduras en sí se intervino la universidad, hubo cambios en la universidad en todas las dictaduras, pero la última fue desastrosa”, sentenció.
Tenemos que destacar que en ese tiempo se promulga una ley universitaria por la cual las universidades quedan bajo el control del Poder Ejecutivo Nacional y toda actividad gremial y política queda prohibida. Esta ley habilita a intervenirse estas universidades. Primero eran militares y luego fueron personas que eran afines al gobierno militar y no tenían que ver con la educación. Los rectores, el ministro (de hecho hubo varios cambios de ministro de cultura y educación) tenían justamente la misión de cambiarlo todo, intervenir todo, el control absoluto.
“Se atacaron los planes de estudio y material de didáctico, no solo a nivel universitario sino también a nivel educativo en general, hasta libros para jardín de infantes fueron censurados porque podían llegar a generar en estos niños y niñas pequeños y pequeñas ese foco de la subversión. Se cerraron carreras, las principales asociadas a humanidades y a ciencias sociales pero también cinematografía. Comenzaron exámenes para poder bajar la cantidad, porque había una expansión de la matrícula. Se impuso una rebaja presupuestaria: fue hasta de un 50% en el primer año de dictadura, hubo cesantía del personal expulsado por pensar distinto, por no estar justamente afín a lo que se daba en el gobierno en ese momento”, detalló Sole.
En el último tiempo hubo de alguna manera una reparación pequeña, pero significativa y simbólica de reparar los legajos de los docentes, personal nodocente, estudiantes universitarios que habían dejado de trabajar porque habían desaparecido, no porque habían querido dejar de ir a trabajar como aparecía en sus legajos. Eso también está cambiando
Un tema fundamental. Los militares consideraban que el sistema universitario estaba sobredimensionado. Y es el primer periodo en el cual se ve que se retrae la expansión de la matrícula universitaria que venía creciendo. En 1975 tenían 431 mil estudiantes, y en 1980 eran 315.409. Disminuyó un montón porque justamente iba en contra de lo que de lo que realmente querían, no querían que las personas pudieran pensar libremente.
Otro dato terrible. Uno de cada cuatro desaparecidos tenía algo que ver con la educación, era docente o trabajaba en la universidad, o era docente, o era estudiante, o había estado en la facultad. Y 7 de cada 10 desaparecidos tenía entre 16 y 30 años, o sea, la juventud.